Dimensiones | 0.4 cm |
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Desubicados
€20.00
Autor: Cristoff, María Sonia
Editorial: Sudamericana
Año de publicación:
Número de páginas:
I.S.B.N : 9789500727747
Últimamente duermo cuando y donde puedo: veinticinco minutos en un viaje en subte; hora y cuarto en un colectivo; cuarenta minutos en la mesa esquinera de un bar —con anteojos negros y tratando de quedar dignamente apoyada contra la pared, como para que no vengan a despertarme o a echarme—; una o dos horas en el escritorio, abrazada al monitor; dos o tres horas en mi cama. Esta temporada de insomnio empezó con la aparición de los nuevos vecinos. Se trata de dos ejemplares de la especie humana, macho y hembra, con un extrañísimo comportamiento sexual: a pesar de ser una pareja, tienen sexo cotidiano, y lo tienen siempre, absolutamente siempre, a la misma hora. A las tres de la mañana, más específicamente. Y no exagero si digo que a la altura de mi oreja. Aunque viva en uno de esos PHs de San Telmo tan celebrados por sus paredes anchas, antiguas, la nitidez con la que me llegan los sonidos es absoluta. El primer tiempo de convivencia con este hábito sexual de mis vecinos, debo reconocer, fue positivo. Renovó el sexo en mi matrimonio y mi fe en el matrimonio en general. Después, creo que agotado el primer mes, mi nivel de sexo y de fe volvieron a sus carriles normales. Los hábitos de mis vecinos empezaron a resultarme primero invasivos y después intolerables. Decidí que teníamos que mudarnos de cuarto, pero tal cosa no existe en los PHs de San Telmo remodelados en los que todo, salvo el baño y el escritorio, ha pasado a formar parte de un ambiente solo y gregario. La única posibilidad que nos quedaba era recurrir al sofá cama que estaba en mi escritorio. Pasé entonces a dormir también en el lugar en el que pasaba todo el día trabajando. Encerrada entre esas cuatro paredes estaba: día y noche.